¿A qué nos referimos cuando hablamos de crisis de sanación Reiki?
La crisis de sanación es el proceso de desintoxicación que se desencadena durante un tratamiento de Reiki o tras una iniciación Reiki. Dicho de otro modo: nuestro cuerpo mental y emocional comienza a limpiarse, a desbloquearse, a liberar emociones, mientras a nivel físico liberamos toxinas gracias a la energía sutil de Reiki.
Cuando recibimos Reiki estamos elevando nuestro nivel vibracional y soltando energías densas que nos impiden fluir en armonía. Estas energías densas básicamente consisten en emociones aletargadas o reprimidas, que van acumulándose día tras día, año tras año, y quedan archivadas en nuestro subconsciente, sin que sepamos cómo gestionarlas, terminando a menudo por manifestarse físicamente. Generadas seguramente a raíz de distintas vivencias y en distintas circunstancias, no fueron encauzadas debidamente en su momento y han ido ensuciando nuestros canales energéticos. Podría decirse que Reiki aligera y hace subir a la superficie esa carga de suciedad, que estaba depositada en el fondo de dichos canales enturbiándolos e impidiendo la circulación de esa corriente tan necesaria para alimentar nuestro sistema energético y mantener equilibrado y sano nuestro organismo.
A nivel físico, dicha limpieza se traduce en un auténtico proceso de desintoxicación, pues al desbloquearse la energía, su flujo arrastra consigo las toxinas depositadas en nuestro organismo, introduciéndolas en el torrente sanguíneo para ser posteriormente filtrarlas con ayuda del hígado y los riñones. De ahí que no sea extraño presentar efectos como:
-Reaparición o empeoramiento de síntomas de enfermedades (superadas o no)
-Dolores de cabeza
-Diarreas, frecuentes ganas de orinar
-Aumento de la sudoración
A nivel mental y emocional, los efectos pueden manifestarse de distintas maneras y es frecuente experimentar episodios de cambios de humor bruscos, ansiedad, miedo, tristeza, ira…
Estas limpiezas, purificaciones o crisis curativas no tienen por qué producirse, habiendo personas que no experimentan estos efectos "adversos" (sin que ello signifique que no se benefician igualmente de la energía).
Sin embargo, es durante este proceso cuando pueden surgir confusión y angustia en el receptor de Reiki (tanto si se trata del paciente como el practicante), hasta el punto de hacerle dudar sobre la eficacia del tratamiento o incluso rechazarlo.
Sea como fuere, los efectos de esta catarsis curativa son algo puntual e irán remitiendo de forma espontánea según el sistema energético vaya equilibrándose.
En el caso de un tratamiento presencial –a pesar de haber sido advertido el paciente de los posibles efectos colaterales del mismo- estas sensaciones “adversas" suelen aparecer habitualmente a partir de la segunda o tercera sesión (hablo desde mi propia experiencia). El paciente pasa de sentirse relajado y extremadamente positivo en las primeras sesiones a toparse de pronto con sensaciones desconcertantes, que no son las esperadas y que además le retrotraen tal vez a experiencias pasadas desagradables o traumáticas, que ya creía superadas. Y en lugar de continuar con más sesiones, para tener ocasión de sanar en profundidad esos bloqueos emocionales que acaban de aflorar, prefieren interrumpir el tratamiento, llevándose seguramente un recuerdo más que dudoso de los resultados de esta terapia. Lo mismo puede sucederle al alumno recién iniciado en la práctica de Reiki, durante el periodo de autotratamiento de 21 días, que ha de aplicarse en cada nivel.
¿Qué le sucede a estas personas, que recelan de los efectos de Reiki? Pues ni más ni menos que son incapaces de enfrentarse a sí mismos o, mejor dicho, no se atreven a afrontar sus emociones, sus angustias y miedos, algo perfectamente humano y comprensible. Prefieren mantenerse en su zona de confort, haciendo válido aquel refrán que reza "Más vale malo conocido que bueno por conocer", pues dar ese paso gigantesco que implica el autoconocimiento, no le resulta fácil a nadie y dudo que haya quien afirme lo contrario.

Desde el punto de vista del paciente, Reiki es una técnica de sanación con resultados apreciables y satisfactorios en muchos casos, pero para el practicante es ante todo es un estilo de vida. Reiki nos ofrece la posibilidad de conocernos y aceptarnos tal como somos, reconciliarnos con nosotros mismos, mejorar y crecer como personas. Y si bien es cierto que el aprendizaje no termina nunca, conviene señalar también que es tan sumamente enriquecedor a todos los niveles, que sin duda todo esfuerzo y dedicación invertidos en él habrán merecido la pena.
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