Las palabras son una proyección de nuestros pensamientos, de nuestra mente. Si tan sólo fuésemos conscientes del poder de ellas, nos guardaríamos bastante de soltar a la ligera ciertas frases o expresiones. Lo mismo ocurre con los pensamientos. Aquí se puede contemplar gráficamente lo poderosamente que influyen las palabras y los pensamientos en la estructura del agua o en los alimentos, así que ¿cómo no pensar que también pueden afectarnos a nosotros del mismo modo?
Cuidado pues con lo que pensamos y decimos.
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