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domingo, 28 de junio de 2015

REIKI EN LA TERCERA EDAD


En los primeros meses del pasado año(2014) tuve ocasión de asistir como voluntaria a aproximadamente una docena de personas del Centro de Día para Mayores de Miguelturra, localidad donde resido, que depende del Ayuntamiento.

Me postulé para ofrecer sesiones de Reiki a ese colectivo, que recibe asistencia diurna en dicho centro, en primer lugar para ampliar mi experiencia y en segundo lugar para tratar de abrir un resquicio y darme a conocer.  Y aunque la segunda se quedara en una tímida tentativa, la primera parte de la experiencia fue inmejorable.  http://www.miguelturra.es/node/15656

Estamos hablando en este caso de un colectivo de personas ancianas, algunas con problemas de movilidad y otras con patologías neurológicas en distintos grados (básicamente Alzheimer y demencia senil).

De entrada, el primer escollo a salvar fue la presentación de esta terapia y argumentar a su favor los más que probables beneficios que podría aportar a estas personas.  Por suerte, fui acogida de inmediato con bastante interés y prácticamente me incorporé al centro al día siguiente, como quien dice.  Aprovecho aquí para manifestar mi agradecimiento por el agradable y atento trato que recibí por parte de todo el personal del centro y de los mayores.

El programa consistía en aplicar 2 sesiones semanales de reiki al menos durante dos semanas consecutivas, a un grupo de personas que me iba asignando el personal del Centro, consensuándolo previamente conmigo.  Quiero decir, que si yo consideraba que había alguna persona que precisara más sesiones, no había inconveniente para incrementar el número.

Explicar a estas personas lo que iba a hacerles no supuso mucho esfuerzo. Debo decir que algunos acogían la terapia con cierto recelo, pues no terminaban de entender qué era eso tan raro de la energía que yo les iba a canalizar. Sin embargo, al terminar la sesión, solían comentar lo que habían percibido, como el calor de las manos o cierto hormigueo o calor en alguna parte de su cuerpo. Fuera como fuese, en la inmensa mayoría de los casos las sensaciones que percibían les resultaban sumamente agradables y alguna de las cuidadoras comentaba posteriormente que se les notaba ante todo más relajados y de mejor humor.

Una de las personas a las que tuve ocasión de tratar, que agradecía especialmente las sesiones de Reiki, era a su vez el cuidador de su mujer, afectada de Alzheimer en estado bastante avanzado, pues calmaban su dolor de cabeza y el estrés provocado por el estado de  alerta constante al que se veía sometido. Relataba incluso que había notado una mejora en su descanso.
Reiki es efectivo en el tratamiento de la depresión de los ancianos

Las sesiones se aplicaban con el paciente sentado en una silla con respaldo, para evitarle la molestia de tener que tenderse en una camilla, cuando la mayor parte de estos pacientes tienen problemas de movilidad.  En un par de casos de Alzheimer muy avanzado, en los que las pacientes  eran incapaces de mantenerse quietas durante toda la sesión, practicábamos el Reiki en movimiento,  las tomaba de las manos y procuraba seguirlas por la habitación, respondiendo a sus comentarios o simplemente escuchando y manteniendo el contacto físico o visual, mientras canalizaba energía.   

El tratamiento era integral,  insistiendo más en las posiciones que así lo requiriesen, en la mayoría de los casos básicamente en las de cabeza.  Para empezar, el equilibrado de chakras por pares es un recurso muy interesante cuando ha de hacerse el tratamiento con premura. No es infrecuente encontrarse con desequilibrios  acusados en chakra coronario y raíz  en personas de avanzada edad, más patentes aun cuando se hallan ya en un momento cercano a la muerte.

En líneas generales pude constatar, por los propios comentarios de los pacientes, de sus cuidadoras, la directora del Centro y mis propias percepciones durante la práctica, que Reiki es una terapia complementaria que debería ser tenida en cuenta en colectivos como estos, por sus innegables beneficios.

Entre los efectos constatados se apreciaron los siguientes:

-Relajación muscular y de la actividad mental
-Incremento de la energía vital
-Mejora notable de la sensación de bienestar y alegría
-Mejora de la calidad del sueño
-Sensación de mayor seguridad, mayor anclaje a tierra
-Mejora de la percepción del entorno; los pacientes a menudo comentaban que observaban las cosas como con más calma, con más distancia y sentían que no les afectaban del mismo modo.

Según diferentes observaciones, otros efectos de Reiki en las personas de este colectivo suelen ser:

-Mejora del sistema inmunológico
-Mejora del ritmo cardíaco
-Reducción de dolores crónicos
-Mejora de la movilidad
-Mejora de la capacidad de concentración y creatividad
-Reducción del estrés y la ansiedad

Conclusión
Tras mi experiencia personal, sólo me queda  recomendar sin ninguna duda el tratamiento Reiki a las personas ancianas. Son un colectivo que merece nuestra especial atención, sobre todo teniendo en cuenta que todos llegaremos tarde o temprano a esas edades.

Reiki es una terapia complementaria que no solo no interfiere con los tratamientos tradicionales de la medicina, sino que los complementa y mejora notablemente los efectos secundarios en algunos casos, pudiendo suplir en otros parte de la ingesta de medicamentos, naturalmente siempre que se haga con el conocimiento y consentimiento del médico.

 Vista la lista de beneficios constatados,  queda clara la mejor calidad de vida que puede ofrecer Reiki a estas personas. Beneficios físicos, emocionales, mentales y espirituales.  Este último aspecto,  que a veces cuesta reconocer, es innegable. Durante mi  práctica con estas personas me he podido constatar lo receptivas que se muestran a este nivel aquellos individuos que, por ejemplo, están pasando por un interminable duelo (por la pérdida del cónyuge o un hijo) y el consuelo que Reiki les aporta en este sentido. También es interesante observar cómo se abren algunas de ellas para empezar a percibir con mayor naturalidad el tema de la muerte, algo que aún se considera bastante tabú en nuestra sociedad, siendo así que Reiki se convierte en una herramienta a tener en cuenta para ayudar a los mayores a prepararse para el tránsito.

Ojalá, y al igual que la práctica de Reiki ha ido introduciéndose en los hospitales de medio mundo y ya se acepta como práctica complementaria dentro del modelo sanitario de algunos países europeos, llegue el día en que se considere necesaria su aplicación en el ámbito de los centros de atención a la tercera edad.

María Teresa Marcos



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